Un
mundo que cada día se va degenerando más y más. La gente se vuelve más
impermeable y menos sustancial. Incomoda mirar atrás y ver la integridad de
cada persona luchando desde su impotencia por un ideal, un mundo mejor y su
propio bienestar.
¿Cuándo
empezamos realmente a conformarnos? Creo que ninguno lo sabemos ya… Hemos
dejado hace ya demasiado tiempo de pensar las cosas y entender su esencia. Y
como nos afecta y de qué manera podríamos cambiarlo. Ni somos cocientes de que
podemos hacerlo. O no queremos. Es más fácil quedarse quieto y no hacer nada.
Pero lo más
triste por ver es que la mente social multitudinaria se conforma. Con cualquier
cosa y piensan erróneamente que al quejarse de las cosas es suficiente para
estar mejor. Si todo el mundo permanecería permanentemente de brazos cruzados
la sociedad nunca cambiaría y la ley será siempre del rico más rico y el pobre
aún más desamparado. Para que unos poco estén en lo alto pisotean a unos
muchos, que somos todos los demás. Una sociedad que ya ni tiene escrúpulos ni
tiene nada. Hojas perdidas que se dejan llevar por el viento hasta que la
tierra las cubre de polvo.
Necesitamos un
despertar. Uno, solo uno. Pero magnitudinal. Político, social, moral,
sentimental y filosófico… Creando ideales de nuevo. Pilares bases fuertes en
nosotros mismo difícil de derrumbar por cualquier teoría apoteótica y sin
demostrar, pero que suena despampanante. Y puede que lo hagamos.
Reaccionaremos.
Pero no porque no
nos quede más remedio, sino por ese instinto básico animálico que llevamos
dentro y que activa la desesperación de la supervivencia. Pero es absurdo
esperar hasta más no poder para actuar, aunque sea impulsivamente. Y también es
decepcionante que se tenga que hacer desde esa perspectiva y no desde la
conciencia.
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