domingo, 17 de junio de 2012

aReNaS MoVeDiZaS


La vida no es más que un intrigante camino que cada uno de nosotros con cada paso que da, decide progresivamente como y en qué compañía (o sin ella) quiere recorrer todo ese trayecto. Equivocarse es humano, y lo que nos hace más humanos aún es reconocer cuando nos hemos equivocado.
A veces nos lanzamos con tanto ímpetu hacia delante, creyendo que lo tenemos todo controlado y es entonces cuando llega el invierno…. Cuando te das cuenta de los inestable, movediza que es la tierra que pisas y que con tanta decisión pensaste conquistar. Y te agobias, todo te parece más grande de los que es y un pequeño montículo de arena es una montaña de rocas a punto de derribarse encima de ti. Entonces, las cosas que tan claramente se veían frente a ti, no las logras distinguir… porque tú mismo te ofuscas la mirada, te la dejas empañar y no ves la primavera que se esconde dentro de cada invierno. Te cuesta pensar y no te das cuenta que te dejas hundir en un círculo vicioso en el que tú mismo te hundes aún más.
Te notas inestable…. Claro que sí… Olvidas que la fuerza está en ti y decides experimentar sensaciones tan mundanales como el miedo, el miedo a sufrir, a fracasar, a tomar una decisión o a equivocarse al elegir. ¡Sí! Equivocarse… Cuando pánico nos crea la simple pronunciación de esta palabra sin llegar siquiera a concienciar su significado. Pero está claro que el camino pleno, de mirar al vació y descubrir que está lleno y rico en experiencias y posibilidades, es solo para unos pocos… los que aún miedosos, agarran fuerte esa extraña y tan conocida sensación y se lanzan con fuerza… La mayoría se quedan en el camino... Pero unos pocos… muy pocos… llegan hasta el final… Y desde ahí, desde encima de su pico recién conquistado contemplan con orgullo todos los obstáculos que acaba de rebasar en su camino conquistando su victoria. Ese es el momento cuando los domingos dejan de ser incluso peores que los lunes. Cuando la arena movediza de debajo de tus pies no ejercerá sobre ti una presión que te arrastre en su interior, sino que tendrás la fuerza suficiente y la habilidad de sacar lentamente tu pie y no “hacerte hueco”  hacia el interior de la masa, sino usar su inestabilidad para salir adelante, renovado y tras haber ganado una batalla más en la  lucha por alcanzar tu propia meta.
Nadie dijo que sería fácil… y tampoco te garantizaron la victoria… solo te enseñan otra forma de vivir. Pero no te lances cuando algo valioso tienes muy cerca de tus manos si a mitad del camino te desequilibras y estarás a punto de soltar una de tus conquistas… Porque habrán batallas que no se podrán repetir para tener la oportunidad de volver a ganarlas. Y algunas que ya se han perdido antes de emprender el viaje hacia tu interior deberían quedarse ahí, en ese punto del camino.
Pero a veces simplemente no puedes hacer otra cosa que no sea quedarte sentado y ver como se equivocan eligiendo sin elegir… Y no porque quieres, sino porque ya no está en tus manos corregir.

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