No hagas caso a mi mirada interrogante y observadora… Sigue
contando y esperando encontrar esa tranquilidad que siempre te inunda cada vez
que estás a mi lado. No miraré con lupa aún donde no se encuentran
incertidumbres.
Estaré ahí si me lo haces notar y no porque lo
necesites sino porque no puedo mantenerme al margen y seguir indiferente,
aunque pienso que debería, al igual que lo hago la mayoría de las veces. Y no
debo porque quiero, es mucho más simple y más humano: es para que no me hagan
daño. Instinto de preservación básico y conservación animal… Todo eso rollo
psicológico que no está nada mal. Pero no dejes de volar a mi lado, si te dejo
en tierra otra vez, coge mi mano,
sujétame y oblígame quedarme volando contigo. Porque justo al siguiente
instante levantaría la mirada buscando la tuya y ya sabría enseguida que estoy
donde deseo estar y con quién me hace llegar a dimensiones infinitas.
Habrán situaciones que nos dejen en tierra a los dos
de nuevo, pero depende de nosotros marcar nuestras propias diferencias y volver
a despegar a nuestro aire, sin olvidar que a veces a una situación diminuta le
damos la importancia de una catástrofe. Y esto… esto es mágico, diferente,
especial… llámalo como quieras, pero
puede ser nuestro en la infinidad. Lo tenemos en nuestras manos… Cogemos el
billete y nos montamos juntos antes de arrancar… O llegaremos bien, pero en
destinos diferentes. Y estaré ahí cuando lo necesites… pero de qué manera… lo
eliges tu primero y luego “nosotros”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario