Ve al borde del precipicio y salta. Constrúyete las alas mientras caes.
Una persona
muy especial ayer me reenvió un correo remitido por un blog al cual está
suscrito… Y de entrada, el primer artículo contenía esta frase, que tanto me
hizo reflexionar. Identificándome con ella de muchas y demasiadas maneras,
decidí dedicarle un pequeño espacio en mi rincón de los pensamientos, donde los
sueños se hacen realidad.
Nunca lo
pensé realmente, pero esta misma mañana a mis oídos les fueron regaladas estas
palabras “Eres una chica del mundo… sin patria ni bandera, ni raza, ni
condición, sin límites ni fronteras”… Esta frase junto a la que encabeza mi
entrada de hoy despiertan en mí todos los sentidos. Descubrir el mundo, todo su
porvenir y sus secretos a mi aire, con mis propias reglas y abierta de mente…
Difícil condición, pero sinceramente creo que ese puede ser el mejor trayecto a
seguir por el camino de la felicidad y que aún mejor, lo que más ansío en está
corta vida que la naturaleza nos regala, me lleve hacía la LIBERTAD, de mi cuerpo,
mente y alma… Sin fronteras y de verdad, ya que las fronteras de la ignorancia
y cierre mental pueden ser peores que cualquier restricción, ya que sería una
prisión, una prisión en libertad y sin saber que estás preso.
Me gusta
saber que tengo la libertad de estar frente a un “precipicio” y saltar… y
construir mis alas mientras caigo… Ir contracorriente, ya que eso no significa
que sea contraproducente. De lo contrario de lo que se puede pensar, ese
desorden ordenado de llevar las cosas te da una integridad espiritual que pocas
personas logran alcanzar. Y a mi lado, siempre he pensado que al final y al
cabo, voy a tener a mi lado una persona así, “como yo” en el sentido de poder
volar libremente junto a mi, sin más restricciones que las ganas de conocer y
conquistar el mundo a nuestro parecer. Porque el mundo tiene dimensiones
infinitas si encuentras la perspectiva de donde mirarlo. Y nuestro camino por
el también, Dice que nada es eterno y nada permanece. Se equivocan. La esencia
de uno mismo que deja en su paso por el tiempo la marca en las personas más
cercanas y queridas a el y su aportación a este universo es eterna. Nunca desaparece.
Por tanto, siempre permanece en la eternidad de los tiempos. Esta entrada va
dedicada a todos aquellos espíritus libres, hambrientos por conocer lo
desconocido… y sobre todo, a esa persona que consiguió darle la vuelta a mi
mundo, logrando hacerme pensar de que puede haber uno de dos, compartido pero
sin compartir, cuando dos enteros forman un único e infinito universo…
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